Global Entrepreneurship Monitor (GEM) – Puerto Rico

INFORME 2020 - Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Puerto Rico
Informe completo
Resumen ejecutivo / Executive Summary
Marco conceptual, metodología y definiciones
Tablas - GEM 2020 Puerto Rico (Excel)
VIDEO DE PRESENTACIÓN DE LOS RESULTADOS DE GEM 2019 EN PUERTO RICO

 

Experts 2020

El estudio GEM 2020 genera interés particular debido al fuerte impacto económico y social que la pandemia del COVID-19, declarada por la Organización Mundial de la Salud en el mes de marzo, tuvo a nivel mundial. Este informe presenta los resultados de las encuestas realizadas por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en Puerto Rico entre octubre 2020 y febrero 2021.[1]

Durante este año la percepción de la población adulta encuestada en relación con las buenas oportunidades para emprender en su área aumentó de manera importante de 39.4 por ciento en el 2019 a 60 por ciento en el 2020. Asimismo, el 66.5 por ciento de los encuestados considera que tienen la capacidad para emprender. Resulta interesante que este es el porcentaje más alto alcanzado en este indicador desde el 2013 cuando este equipo se integró al  estudio (la media del 2013 al 2020 es 52.1%) e incluso un poco más elevado que el reportado en los Estados Unidos (64.0%) en este periodo. El aumento podría deberse, entre otras cosas,  al trabajo que han realizado en los últimos años varias organizaciones e instituciones de educación post secundaria en el área de capacitación para emprender.

De manera consistente con los datos anteriores, el porcentaje de la población encuestada que tiene la intención de emprender en los próximos tres años subió de 23.9 por ciento en el 2019 a 26.1 por ciento en el 2020. Sin embargo, sólo el 31 por ciento de los encuestados considera que es fácil comenzar un emprendimiento en Puerto Rico, proporción más baja que la reportada en la región de América Latina y el Caribe (42.2%, en promedio) y Estados Unidos (68.6 %).

La actividad emprendedora temprana- compuesta por los emprendimientos nacientes y nuevos- aumentó a 14.4 por ciento en el 2020 (de 13.4% en el 2019).  La actividad naciente – gestiones que las personas llevan a cabo para iniciar un emprendimiento nuevo que aún no genera ingresos de manera estable – fue de 11.2 por ciento, cifra casi exacta a la del periodo anterior. Es en la actividad emprendedora nueva– empresas que ya generan ingresos y tienen menos de 3.5 años de vida- que se observa un aumento importante con respecto al año anterior: del 2.2% en el 2019 a 3.7% en 2020.  El aumento en la tasa de emprendimientos nuevos es una noticia positiva. No obstante, es importante destacar que esto no elimina la preocupación expresada por este equipo desde el 2013 con relación a la importante brecha entre emprendimientos nacientes y nuevos en Puerto Rico (11.2% frente a 3.7% en 2020). La brecha apunta a que existen serios obstáculos en el proceso de emprender en nuestro entorno ya que un porcentaje muy alto de los esfuerzos por emprender no alcanzan la próxima fase. Esta es una situación que no se observa en ningún otro país participante. En Estados Unidos, por ejemplo, la tasa de emprendimientos nacientes es sólo el doble que la de los nuevos (10.7% frente a 4.9%); mientras que en América Latina y el Caribe la proporción es aún menor (15.8% frente a 10.1%, en promedio).

La tasa de empresas consolidadas – con más de 3.5 años de vida- también aumentó de 1.3 por ciento en el 2019 a 2.8 por ciento en el 2020. Es de notar que, a pesar de este aumento, aún es una tasa baja en el contexto internacional, lo que nos ubica en la posición número 41 de 44 países participantes en el 2020.

Podría considerarse contradictorio que, en el contexto de la pandemia, la percepción de buenas oportunidades, la intención de emprender y la actividad emprendedora hayan aumentado. Sin embargo, existen múltiples posibles explicaciones para ello. Una de éstas  es que la pandemia ha generado cambios en la conducta y las necesidades de los consumidores ante las nuevas circunstancias. Esto ha creado nuevas formas de hacer negocios, lo que ha representado oportunidades de emprender, sobre todo si se considera que es muy probable que muchos de estos cambios permanecerán, aun después de que la pandemia haya sido superada. Otro aspecto que pudo haber influenciado en el incremento de la actividad emprendedora y la intención de emprender son las ayudas de fondos federales recibidas por individuos y dueños de empresas.

Los aumentos en la actividad emprendedora, sin embargo, ocurren de forma simultánea al incremento en el cierre de negocios existentes en nuestra economía en el 2020. El 4.3 por ciento de los encuestados expresó haber tenido que descontinuar su actividad emprendedora en los meses previos a la encuesta, a diferencia del 2.2 por ciento en el 2019. Entre los que descontinuaron su emprendimiento, el 77.9 por ciento identificó la pandemia del COVID-19 como la razón principal para el cierre.

El escenario descrito se asemeja a lo que sucedió en el 2018, después del paso de los huracanes Irma y María:  los fenómenos atmosféricos provocaron el cierre de muchos negocios existentes, pero también aumentó la actividad emprendedora temprana, por las oportunidades que se generaron con el paso de los huracanes y el proceso de recuperación posterior. Un dato interesante es que el porcentaje de emprendedores que identificó a los huracanes como el motivo principal del cierre de su emprendimiento en el 2018 (27.3%) es mucho más bajo que el 77.9 por ciento que expresó haber cerrado debido a la pandemia del COVID-19 en el 2020.

¿Cuál fue la motivación para los emprendedores que inician actividades en el 2020? La respuesta con el porcentaje mayor (78%) fue: “ganarse la vida porque los trabajos están escasos”, lo que está en línea con los resultados del 2019 (84.3%) y con la respuesta principal en la región de América Latina y el Caribe (82% en promedio). Muchos encuestados también seleccionaron otra respuesta: “para hacer la diferencia” (73.4%), que es la más frecuente en Estados Unidos (68.2%). Sólo el 44.6 por ciento escogió “construir una gran riqueza”.

En términos de género, la actividad emprendedora aumentó tanto entre mujeres como entre hombres, aunque el incremento entre los hombres es mayor (de 15.5% en 2019 a 17.4% en 2020, frente a un cambio de 11.5% a 11.8% entre las mujeres). Por este motivo, la proporción de mujeres en el TEA de Puerto Rico se redujo a 41.8 por ciento en el 2020. Un cambio similar se dio del 2017 al 2018. Entre las posibles razones para ello en el 2020, se puede considerar que las mujeres hayan asumido muchas de las responsabilidades adicionales que surgieron en el contexto de la pandemia – incluyendo la educación de los niños en el hogar. La distribución de los emprendedores del TEA por grupo de edad permaneció similar al periodo anterior. Son los grupos de 25 a 34 años (28.5%) y de 35 a 44 (28.1%) los que tienen mayor proporción de emprendedores.

El estudio GEM complementa la encuesta a la población adulta con una encuesta a expertos, en busca de un mejor entendimiento de los factores del entorno que ejercen influencia en la actividad emprendedora. Cada año se seleccionan 36 expertos, distribuidos en los distintos factores condicionantes del entorno. Es interesante y revelador que los resultados son similares desde el 2013, a pesar de que cada año el grupo de expertos encuestados es diferente.

En el 2020 los expertos asignaron las valoraciones más bajas a las políticas gubernamentales referentes a la reglamentación, proceso de permisos y aspectos contributivos (1.5 puntos en promedio, en una escala Likert de 10), así como a la educación para el emprendimiento en los niveles primario y secundario (1.7). Llama la atención que en el 2020 la puntuación promedio más elevada (5.1) fue asignada por primera vez desde el 2013, a las normas culturales y sociales. Esto podría ser un indicador de los cambios que se están dando en la sociedad puertorriqueña con relación a una percepción más favorable hacia la actividad emprendedora. Los otros dos factores de mayor puntuación promedio fueron: facilidad de entrada a los mercados (5.0) e infraestructura física (4.8). Aunque estos factores del entorno fueron, en promedio, los más favorecidos por los expertos encuestados, no significa que consideren que dichos factores propician el desarrollo de emprendimientos en nuestro entorno. En una escala Likert de 10 puntos, estas puntuaciones están cerca de 5 (valor neutro en la escala).

El Índice de Contexto de Emprendimiento Nacional (NECI) se deriva de las puntuaciones asignadas por los expertos encuestados a los factores condicionantes individuales. El valor máximo del índice es 10. Mientras más alto sea el valor, más favorable es el entorno para la creación de emprendimientos, según los expertos encuestados.   En el 2020, el índice NECI de Puerto Rico fue 3.58. Esta valoración promedio nos ubica en la tercera posición más baja entre los países participantes (42 de 44), sobre Burkina Faso y Angola.

Los resultados muestran que la sociedad puertorriqueña percibe buenas oportunidades para emprender y tiene la intención de hacerlo aun en circunstancias de extrema dificultad como las creadas por la pandemia del COVID-19 en el 2020, situación similar a la observada después del paso de los huracanes Irma y María.  No obstante, este equipo ha destacado desde el 2013 que hay una brecha importante (que no se observa en ningún otro país) entre la actividad emprendedora naciente y la nueva, algo que permanece en 2020 a pesar de que esta última ha aumentado. Aunque el factor sociocultural muestra una mejoría, urge complementar la disposición de la población para emprender con un entorno más favorable al emprendimiento, particularmente en el área de políticas públicas. Éstas, en lugar de dificultar el emprendimiento deben convertirse en apoyo de manera que se viabilice el desarrollo económico local.

[1] En el 2020 la encuesta a la población adulta se llevó a cabo telefónicamente. Las circunstancias de la pandemia del COVID-19 imposibilitaron hacer la encuesta casa por casa, como se había hecho desde el 2013

Panorama de la actividad emprendedora en Puerto Rico
Informe completo
Presentación

.

Prortada Panorama Activ Emprendedora

Este informe presenta la información estadística disponible sobre el nacimiento y desarrollo de emprendimientos en Puerto Rico en los últimos años. Para entender el panorama completo de la actividad emprendedora, se combinan datos de fuentes oficiales, principalmente del U.S. Census Bureau y del Bureau of Labor Statistics (BLS), con información levantada por el Global Entrepreneurship Monitor (GEM).

Puerto Rico ha vivido una larga recesión económica. Entre 2006 y 2017 no se ha registrado crecimiento de la producción ningún año. En este periodo disminuyó la población; también lo hicieron el número de personas auto-empleadas y el número de establecimientos, aunque en una proporción menor. Por ese motivo, las tasas de auto-empleo y de establecimientos aumentaron.

Aunque la recesión económica está asociada a una reducción en la actividad emprendedora, no se ve un efecto claro en la tasa de supervivencia de los establecimientos. En Puerto Rico el 81% de los establecimientos siguen operando al cumplir su primer año (promedio de 2006 a 2017), el 61% están abiertos después de 3 años, el 49% sobreviven 5 años y el 32% alcanzan al menos 10 años de operaciones. Estas tasas son muy parecidas a las observadas en Estados Unidos. Sin embargo, sí se observa un impacto de la recesión sobre el número de establecimientos que abren nuevos cada año, que pasa de más de 4 mil en 2006 a cerca de 3 mil a partir de 2011. Al acumularse este efecto a lo largo del tiempo, el número de establecimientos de menos de 3 años se ha reducido de forma muy notable (de más de 10 mil en 2006 a poco más de 7 mil a partir de 2012). Paradójicamente, el número de establecimientos con más de 3 años se ha mantenido bastante estable (entre 34 y 35 mil).

La falta de nuevos emprendimientos ha afectado al empleo, y a esto se une una reducción en el número promedio de empleados por establecimiento. Existen 45 mil puestos de trabajo menos que al inicio de la recesión en establecimientos de menos de 3 años de edad. Al analizar la evolución según el tamaño, se observa que durante la primera etapa de la recesión (entre 2006 y 2010) disminuyó drásticamente el número de establecimientos con más de 50 empleados. Los establecimientos más pequeños aguantaron mejor al principio, pero después su número se ha reducido casi todos los años. Por otra parte, la cifra de personas auto-empleadas se redujo de 146 mil en 2006 a 129 mil en 2016, según datos del U.S. Census Bureau.

Los sectores más afectados por el largo periodo de recesión son los de edificación, desarrollo y construcción, que entre 2006 y 2016 perdieron el 42 por ciento de sus establecimientos, y los de manufactura (-20%). También se vieron bastante afectados los establecimientos de negocios agrícolas, comercio y bienes raíces (entre -10 y

-18%) En contraste, crecen los sectores relacionados con servicios de información (+45%); servicios educativos (+22%); utilidades (+17%); servicios de cuidado de la salud y asistencia social (+14%); entre otros.

¿Por qué no nacen más emprendimientos? ¿Por qué no aumentan las personas que viven del auto-empleo en un contexto de reducción de oportunidades laborales en la economía?  Los datos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM) en Puerto Rico contribuyen a contestar estas preguntas, ya que se enfocan en las primeras etapas del proceso emprendedor.

GEM estima que el 1.4% de la población adulta de Puerto Rico había iniciado un emprendimiento nuevo en 2017. Un 9.5% adicional son identificados como emprendedores nacientes, es decir, habían dado algún paso concreto en su iniciativa, pero no cumplen las condiciones para considerarlo un emprendimiento nuevo (que pague salarios o beneficios a su propietario durante al menos tres meses). La suma de ambas cifras (10.6%) es la tasa de actividad emprendedora temprana (TEA).

La tasa de emprendimientos nuevos es muy baja si se compara con otros países (Puerto Rico ocupa la posición 52 de 54 participantes en GEM). En contraste, la tasa de emprendedores nacientes es elevada (9.5%) y tiende a aumentar a lo largo de los años. En ningún país se observa una diferencia tan marcada entre las tasas de emprendedores nacientes y de emprendedores nuevos, los dos componentes del TEA. Lo que esto significa es que en Puerto Rico no faltan personas emprendedoras; el problema es que muchas de sus iniciativas no logran generar ingresos para el emprendedor de una forma estable y consolidarse. Ahí es donde deben enfocarse los esfuerzos de política pública.

¿Quiénes son las personas que están tratando de iniciar un negocio en Puerto Rico? El perfil del emprendedor naciente y nuevo es hombre, joven, motivado por la oportunidad de mejorar. Es parecido al observado en otros países. Aunque es más habitual que los emprendedores tomen la iniciativa al identificar una oportunidad de mejorar (42%), la proporción de los que lo hicieron por necesidad (32%) es elevada cuando se compara con otros países. Además, entre 2013 y 2017 ha crecido de forma notable la proporción de personas que inician un emprendimiento por necesidad.

Los datos del GEM señalan también que en Puerto Rico predomina la percepción de que ser emprendedor no es una profesión deseable, e incluso al comparar con otros países, es reducida la proporción de encuestados que asocian a los emprendedores con un estatus social alto. No obstante, se observa una evolución positiva en estos factores en los últimos años. También ha crecido de forma llamativa la percepción de que los medios de comunicación reportan noticas de emprendedores exitosos.

La proporción de personas que entienden que habrá buenas oportunidades de negocio en un futuro próximo es reducida; por otro lado, éstos muestran poco miedo al fracaso. Se observa además una tendencia a la baja en la proporción de encuestados que consideran estar capacitados para iniciar un negocio.

Los expertos encuestados por GEM, conocedores del entorno empresarial de Puerto Rico, valoran factores cruciales para el nacimiento y desarrollo de emprendimientos en el país. Los factores mejor valorados son educación y formación para el desarrollo empresarial a nivel post-secundario, la estabilidad (o dinámica) de los mercados internos, así como la infraestructura de recursos comerciales y legales que tienen a su disposición los emprendedores. Los factores peor valorados son los que tienen que ver con la burocracia, impuestos y reglamentación gubernamentales, que son percibidos como importantes obstáculos al emprendimiento; la educación a nivel primario y secundario para fomentar el espíritu emprendedor; así como el acceso y la comercialización de nuevas tecnologías desarrolladas en investigaciones científicas.

El contexto para los emprendimientos en Puerto Rico cambió tras el impacto del huracán María en septiembre de 2017. Entre octubre y diciembre de ese año cerraron el doble de establecimientos (112%) que el mismo trimestre del año anterior, pero también abrió un número de establecimientos más alto de lo habitual

Empresarismo Social en Puerto Rico

cover Social Entrepreneurship

Los emprendimientos sociales, como actividad económica enfocada en la consecución de objetivos sociales y ambientales, se han convertido en un componente fundamental de la sociedad moderna. En el contexto de países con crisis fiscales, como es el caso de Puerto Rico, este tipo de iniciativas adquiere una relevancia mayor, dadas las limitaciones que enfrentan los gobiernos para cumplir con estos objetivos.

Global Entrepreneurship Monitor (GEM) seleccionó en 2015 el estudio de los emprendimientos sociales como tema especial de ese año. GEM es un proyecto de investigación internacional que estudia la creación y desarrollo de emprendimientos en los países participantes, a través de encuestas a la población y a expertos. Se inició en 1999 y se lleva a cabo de forma simultánea en más de 60 países.

El estudio tomó como punto de partida una definición amplia de emprendimiento social: cualquier tipo de actividad, organización e iniciativa que tiene un objetivo social, ambiental o comunitario. Una vez los empresarios sociales fueron identificados de acuerdo a esta definición amplia, el estudio analizó de forma particular las organizaciones dirigidas a la creación de valor social que están basadas en el mercado.  Esto constituye una definición de emprendimiento social más específica y alineada con el enfoque de la literatura sobre este tema.

El 2.3 por ciento de la población encuestada en Puerto Rico ha llevado a cabo alguna gestión concreta para crear una actividad, organización o iniciativa con objetivos sociales, ambientales o comunitarios en los 12 meses previos a la encuesta, por lo que se consideran emprendedores sociales nacientes, de acuerdo a la definición amplia adoptada. Si esta actividad se consolida y empieza a operar, se considera un emprendimiento social en operaciones. En total, el 2.1 por ciento de las personas encuestadas en Puerto Rico indica que es dueña o gerente de un emprendimiento social en operaciones. En términos de la definición específica, el 0.8 por ciento de la población encuestada cuenta con una organización dirigida a la creación de valor social que está basada en el mercado.

Los resultados de Puerto Rico, tanto desde la definición amplia como desde la específica, están en línea con varios de los países latinoamericanos que realizaron esta encuesta, como Brasil o Ecuador, aunque por debajo del promedio de la región. Sin embargo, la diferencia en la actividad emprendedora social en operación (2.1% en Puerto Rico vs. 3.1% en promedio en América Latina y el Caribe, según la definición amplia) es mucho menor que la diferencia en la actividad emprendedora comercial en dicha fase (3.3% en Puerto Rico vs. 16% en promedio en América Latina y el Caribe). En Estados Unidos, la encuesta a la población adulta identifica personas con emprendimientos sociales con más frecuencia (8.4%).

En cuanto al perfil de los emprendedores sociales de Puerto Rico, son mayoritariamente hombres, de edad mediana, nivel educativo alto e ingresos elevados. Sólo el 34 por ciento de las personas con emprendimientos sociales en operaciones son mujeres, una proporción similar a la que se observa en los emprendimientos comerciales establecidos (32%). Por otro lado, el 37 por ciento tienen entre 18 y 34 años (42% en los emprendimientos comerciales) y el 41 por ciento han ido a la universidad o institución educativa postsecundaria (25% en los emprendimientos comerciales). El 49 por ciento de los emprendedores sociales se ubican en el tercio de la población con ingresos más elevados (37% en el caso de emprendedores comerciales).

Este perfil es parecido al observado en otros países de América Latina y el Caribe, aunque en la región hay más mujeres entre los emprendedores sociales (42% en promedio) y su nivel educativo no es tan alto (sólo 28% han ido a la universidad o entidad de educación postsecundaria). Por su parte, en Estados Unidos la proporción de mujeres es similar a la de hombres en los emprendimientos sociales (50%), la edad promedio es más avanzada (sólo el 30% tienen entre 18 y 34 años) y hay una elevada proporción de emprendedores sociales con nivel educativo alto (70% han ido a la universidad o entidad de educación postsecundaria). Al igual que en Puerto Rico, tanto en América Latina como en Estados Unidos los emprendedores sociales tienden a pertenecer al tercio de la población con ingresos más elevados.

Los emprendimientos sociales en Puerto Rico dependen, más que en otros países de la región, de la aportación que el emprendedor hace de su propio dinero para poder comenzar, aunque todos los emprendedores sociales encuestados (100%) indicaron que requieren financiación externa. El 41 por ciento de los casos han recibido fondos de programas gubernamentales, donaciones o subsidios. Otras fuentes de financiación que son frecuentes en la región tienen una presencia reducida en Puerto Rico, como la familia (46% en Estados Unidos, 36% en América Latina y el Caribe) o los inversionistas privados (42% en Estados Unidos). Cabe mencionar también que los emprendimientos sociales en Puerto Rico en general tienen un número reducido de empleados (sólo el 27 por ciento tienen más de 5 empleados).

Como parte del estudio se consultó a una muestra de expertos sobre los factores del entorno que favorecen u obstaculizan la creación y el desarrollo de los emprendimientos sociales. Estos perciben que las empresas sociales atienden los problemas sociales, medioambientales y comunitarios de manera más efectiva que el gobierno, y destacan que la financiación disponible para estas empresas es insuficiente.

El informe concluye destacando el nivel de la actividad emprendedora social en Puerto Rico y su potencial de desarrollo. La importancia de combinar la misión social con la viabilidad financiera de estos emprendimientos se acentúa ante las dificultades de acceder a fuentes externas de financiación. Por último, otra área a reforzar en el futuro es su visibilidad: sólo el 22 por ciento de la población encuestada opinó que en Puerto Rico se ven a menudo empresas que tienen como objetivo principal resolver problemas sociales, la tasa más baja en todos los países participantes de América Latina. Es importante que los emprendedores sociales continúen fortaleciendo la medición de su impacto social y los efectos en su comunidad, para recibir reconocimiento y ampliar su acceso a nuevas fuentes de fondos. Al igual que los medios de comunicación han prestado especial atención en los últimos años a casos de empresas comerciales exitosas, pueden contribuir de manera más efectiva a la difusión de la actividad emprendedora social.

Un proyecto de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras

logo-empresas-2